AFGANISTAN Y EL DESEO ANTI-IMPERIAL
Sin
lugar a dudas el país asiático ha sido tema de estudio desde tiempos pérsicos, desde
los asentamientos que existieron ahí, tanto las civilizaciones que ahí florecieron.
Sin
embargo, poco o nada se ha hecho para realmente comprender al pueblo que yace
entre montañas y desiertos, el pueblo Pashtun separado por los británicos entre
Afganistán y Pakistán.
Los
sucesos más recientes de su historia los muestran como radicales religiosos que
amenazan al mundo, mentira peligrosa para describir a un pueblo. La verdad más
oculta, es la lucha por la creación de un estado, la consolidación de una
nación, y la idea misma del pueblo.
Desde
las conquistas mongólicas y musulmanas el país solo se ha visto envuelta en
diferentes conflictos, con Persia, mongoles, con la India, británicos, soviéticos,
estadounidenses, y diversos miembros de la OTAN, sin tomar en cuentas las
diferentes revoluciones internas del propio país. Afganistán ha buscado la
consolidación de un proyecto de nación que logre realmente responder a la creación
de una sociedad unificada, con ideales y objetivos propios.
Sin
embargo, con ideologías implantadas, como el islam, y una corriente occidental
capitalista, el país no parece haber encontrado una corriente propia que pueda
responder a sus necesidades.
El
desarrollo más acelerado del país ocurrió durante la década de los 30s hasta finales
de los 70s. En estas épocas Afganistán realmente paso a ser un estado, si bien
no tenía una dirección clara, se consolidaba como un estado soberano.
El
conflicto afgano-soviético ha sido uno que pasara a la historia como el Vietnam
de la URSS.
En
un sentido general, estaría mal señalar con el dedo y declarar a un culpable
sobre los hechos que precedieron este conflicto. Desde la monarquía afgana,
obsoleta en sí misma para responder como fuerza política dirigente, como la
republica marxista incapaz de unificar las fuerzas políticas del país, sumados
a los caciques locales que controlaban mucha de la población rural y cuyas
creencias (islam) resultaban para ellos un dogma estricto en todos los sentidos
de su vida.
El golpe de estado contra la Republica Democrática de Afganistán marco el inicio de la intervención de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en el país, siguiendo un acuerdo de cooperación militar para restaurar el gobierno y luchar contra los grupos extremistas; quienes se levantaron en armas debido a los cambios del nuevo gobierno, entre los cuales se incluían las reformas agrarias que los privaba de muchas tierras que usaban desde muchos años atrás para el cultivo del opio y la reintegración de la mujer a la sociedad afgana con todos los derechos humanos fundamentales.
Como
he mencionado, no se puede apuntar a alguien y decir que es su culpa la
inestabilidad de Afganistán, pero si se puede hacer un acercamiento sobre la razón
del fortalecimiento de los grupos islámicos más radicales cuyo territorio se
divide entre Afganistán y Pakistán.
Desde
el inicio de la guerra afgana-soviética fue claro el viejo dicho “El enemigo de
mi enemigo es mi amigo” Pues los Estados Unidos de América financiaron a los
grupos más extremistas del islam con tal de dañar a los aliados y a la propia Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Tanto fue la ayuda, que se puede ver
incluso en propaganda americana como lo es Rambo
III
Los que después conoceríamos como Al Qaeda y Los Talibanes.
Con entrenamiento, dinero y armamento, los Islámicos radicales pelearon contra la República Democrática de Afganistán (1978-1992) Incluso después de la retirada de tropas soviéticas (1988) y de que la ayuda económica fuera recortada desde años atrás por los soviéticos y una inestabilidad agravada por los años de conflicto, la guerra duraría todavía cuatro años. Terminaría la guerra dejando el poder del país en diferentes grupos islámicos que rápidamente comenzaron a pelear por el poder del país.
Estallando así una guerra civil que acabaría con la
derrota de varios señores de la guerra, caciques del opio, y de la Alianza del
Norte (Frente Islámico Unido por la Salvación de Afganistán) dando el control
así del país a los Talibanes y a Al Qaeda. (1996-2001)
Los
Estados Unidos de América serian aliados de Al Qaeda y de los Talibanes y mantendrían
buenas relaciones con la familia Bin Laden hasta septiembre de 2001. (Atentando
de las Torres Gemelas)
No
es ninguna sorpresa que, en octubre del mismo año, atacaran Afganistán ya que
este país, era la base de muchas de las operaciones para ataques terroristas.
21
años después, Los Estados Unidos de América y sus aliados (OTAN) se retiran del
país, no solo no logrando consolidar un estado, que siempre fue alineado a sus
intereses y cuya propia corrupción los condeno. Sino además dejando detrás un país
en ruinas y mucho equipamiento que ahora está en las manos de estos grupos
extremistas.
Los
paralelismos con la guerra de Vietnam son palpables en una retirada
desorganizada, pero lo cierto es que la gran diferencia radica, en que si bien
ambas naciones buscan crean una identidad nacional y un gobierno propio alejado,
sobre todo, de influencias extranjeras, la población de Afganistán no quiere
volver a la era más obscura de su historia, mientras que en Vietnam la lucha
nacional era un ideal del pueblo.
Las
violaciones a Derechos Humanos comienzan a relucir, el avance del Talibán sobre
Afganistán ha sido implacable sin el apoyo aéreo y su caída ha sido tan repentina
que el caos ha reinado.
Solo
el tiempo dirá que ocurrirá con el Emirato Islámico, que ahora cuenta con
entrenamiento de la CIA, equipamiento de última generación proporcionado por
los Estados Unidos de América, un apoyo de los pakistanís e iraníes, y sin duda
próximamente de la Liga Árabe, cuyos líderes son bien sabidos benefactores del
terrorismo. Esta nación que ahora surge controlará de facto todos sus
territorios, controlará el mercado de opio, y sin lugar a dudas, la lucha por
el islam.
Lo
que más aterra sobre todo a los países recios a aceptar refugiados y a los que
han propagado la guerra en Medio Oriente es sin lugar a dudas, la lucha contra
el terrorismo en los siguientes años, solo esperemos que una guerra santa no
este próxima en el mundo.
Que acongojados estaremos, si una guerra santa ocurriera en pleno siglo XXI, y esta vez, tocara en nuestra puerta y no en la de ellos.
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